26/07/2024

AbogadosBancarios en la prensa.

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Transcribimos por su interés una serie de reportajes publicados en el Periódico de Catalunya sobre la deuda generada en las familias a causa del COVID-19, donde se nos menciona.

Reproducimos por su interés una serie de reportajes publicados en el Periódico de Cataluña, bajo el título genérico de «LA TENAZA DE LA DEUDA COVID», que hace un repaso a la situación de las familias españolas afectadas en su economía por la crisis provocada por la pandemia de COVID-19, y en el que se hace alusión a nuestro despacho.

https://www.elperiodico.com/es/economia/20210405/especialistas-recobros-preven-tsunami-impagos-11635570

La tenaza de la Deuda Covid

Especialistas en recobros prevén un «tsunami de impagos» en España

Un call center de reclamación de deudas en Brasil.

Un call center de reclamación de deudas en Brasil. /EFE

Juan José Fernández

El pasado 25 de marzo comenzó a impartirse por streaming desde América, pero con horario adaptado a España, un curso especial para gerentes. Bajo el título de “Diplomado Ejecutivo en Créditos, riesgos y recobro de impagados”, lo promueve el despacho Rosas & Nash de Santo Domingo, con colaboración de especialistas norteamericanos y españoles.

Esta es la segunda edición del curso en pocas fechas. Entre el 16 de febrero y el 4 de marzo se celebró otro en Barcelona con título “Técnicas Avanzadas de Recuperación de Impagados”, y lo siguieron ejecutivos de marcas como Danone o Asics.
Por alguna azarosa razón estos cursos coinciden en el tiempo con otro convocado más al sur. En el cuadro de formación de la antigua Fundación Tripartita –hoy Fundae- en la localidad cordobesa de Espejo (Córdoba), está convocado para parados un curso titulado “Gestión de cobros a distancia”. Su programa incluye enseñanzas como “Diferentes tipos de deudor” y “Cómo superar las evasivas del moroso”.

Esta floración de cursillos enseñando a cobrar deudas contribuye a confirmar un vaticinio de Enrique Rosas, experto en negociación para el cobro de deudas con formación en Harvard y principal ponente del curso de Barcelona: “Se espera un tsunami de impagos en España”, dice a EL PERIÓDICO. Por eso, “tratamos de proporcionar a los gerentes buenas herramientas de negociación” explica. Y España no es un caso único. “La magnitud del impacto del covid nos ha aconsejado atender requerimientos en toda América Latina, y en Francia, Portugal y Estados Unidos. En todos estos puntos se vive una situación alarmante, y todo tipo de organizaciones empiezan a prepararse para este tsunami de impagados”, asegura Rosas.

Carne de cañón

También la cadena Iniciativas Empresariales-Manager Business School, con academias en Madrid, Barcelona, Bilbao y otras siete ciudades españolas, y también con bonificación de la FUNDAE,  ha incluido en su panoplia de cursos para 2021 uno titulado “Gestión avanzada de cobros e impagados”, con asignaturas de nombres tan elocuentes como “Cómo superar las excusas de mal pagador de los morosos”.

Es como si los expertos en formar a parados coincidieran en la inquietante previsión de que habrá mucha demanda de personal en las agencias que se dedican a reclamar facturas e impagos de préstamos, créditos al consumo, servicios telefónicos y tarjetas revolving.

Nuestro curso “es producto de esta crisis -admite Enrique Rosas- Una contracción como la que sufre España no puede dejar de tener consecuencias en el empleo, y, a su vez, en un incremento de la morosidad”.

Rosas ve emerger tras un año de pandemia a un tipo de ciudadano noqueado, de entre 30 y 50 años, que, “aunque lo desea, no va a poder atender sus compromisos como consecuencia de esta crisis”.

Enrique Rosas, experto en recobro de deudas financieras.

/R&N

El abogado Francisco de Paula Díaz ha registrado un crecimiento de casos en su despacho Abogados Bancarios de Los Barrios (Cádiz) “y un aumento salvaje de los procesos monitorios –juicios rápidos de reclamación de deudas a los que suelen recurrir las financieras- en los que la auténtica carne de cañón son quienes andaban en la economía sumergida. Esos no tienen ERTE, ni tampoco les llegan las prestaciones”.

La economista barcelonesa Janira Benages, del bufete CCB SinDeudasBCN, también ve más vulnerable a “gente a la que le han reducido las horas de trabajo, que percibía ingresos muy bajos o estaba cobrando parte en B. Ahora eso no se lo cubre el paro, y entra en insolvencia”.

Esas personas, prevé Rosas, “cuando se ven imposibilitadas de atender sus compromisos de pago, priorizan para atender lo básico, la pirámide de Maslow -una teoría que estructura las necesidades del ser humano de básicas (cama, techo, calor, alimento, salud…) a sofisticadas-. Eso está comenzando ya a ocurrir en el tejido social. Nosotros enseñamos a buscar la forma de que cambien de prioridades”.

Olas en la playa

Todas las fuentes consultadas miran al verano. Si la economía no remonta con suficiente energía, “el impago comercial va a ser importante después del otoño; se reflejará en un retraso en los plazos de pago entre empresas –aventura Rosas- y entre los tarjetahabientes y los créditos de consumo”.

La misma expresión, “tsunami”, emplea el experto en recobro Pere Brachfield en su despacho de Barcelona. Este gurú de las deudas dice que, de momento, de ese “tsunami de impagados” ve llegar “pequeñas olas a la playa. Este maremoto nos lo han retrasado artificialmente con préstamos ICO, ayudas, y la contención de los concursos de acreedores hasta el 31 de diciembre, pero los datos que voy recogiendo en diversas fuentes no me permiten dudar de que el tsunami de impagados viene, y va a llevarse por delante entre 50.000 y 100.000 empresas”.

Esas pequeñas olas que ve Brachfield en la playa son, entre otras, que un 18% de empresas han sufrido impagos significativos en 2020, según los datos de la aseguradora Crédito y Caución, y que más de la mitad están retrasando sus pagos, y un 10% cree amenazada su supervivencia por la morosidad.

Crédito y Caución también acaba de difundir otro estudio de evolución de las insolvencias, que prevé un crecimiento en España del 49% en 2021. El periodo medio de pago a proveedores, de ejhcho, según un estudio de Informa D&B, ha aumentado de 60 a 93,23 días.

Otros indicadores apuntan en la misma dirección. Y no solo de observatorios económicos. La Fundación Madrina, que atiende a 200.000 familias necesitadas, alertó la pasada semana de que un cuarto de las familias españolas están en riesgo de pobreza extrema, y de que puede generarse “una crisis de deuda”.

Perseguir morosos

La deuda covid, generada por el impacto de la pandemia, puede estallar sobre todo entre los trabajadores por cuenta ajena. El Banco de España certifica en sus estadísticas que en 2020 se dobló el volumen de los préstamos renegociados hasta los 4.200 millones de euros, y que del total de las peticiones de moratoria de créditos de todo tipo formuladas el año pasado (820.000, por valor de 31.480 millones de euros), el 80 por ciento fueron pedidas por asalariados.

“Hay razones para temerse lo peor si después de esta etapa hay despidos masivos”, calcula Santiago Alonso, secretario general de la rama de telemarketing del sindicato CGT. Por la experiencia de sus colegas dedicados a reclamar deudas desde implacables call center de financieras y fondos de inversión sabe que “hay muchas familias en las que antes entraban dos salarios y ahora solo entra uno; y de esas, muchas que se agarran a un préstamo como a un clavo ardiendo; y de esas, a muy pocas les sale bien”.

A estas alturas de pandemia, perseguir morosos es negocio en alza. “Con respecto a marzo de 2020, nosotros hemos subido nuestra actividad un 25% y hemos metido más personal a trabajar”, admite desde su despacho en Madrid Enrique Rodríguez, coordinador del Grupo Intercobros, con equipos dedicados a la reclamación extrajudicial de deudas entre pymes y autónomos por toda España.

“Este incremento lo está moviendo el miedo y la necesidad –explica Rodríguez, que persigue deudas y acuerda pagos desde el año 90-. Mucho autónomo se está autofinanciando por el método de retrasar al máximo los pagos a sus proveedores”.

Horizonte 2022

El fenómeno de la deuda covid no solo tiene una dimensión española. Cuenta Rodríguez que su grupo está recibiendo encargos de acreedores franceses, proveedores a los que su cliente español ha dejado de pagar “en logística, pescado, mariscos, textil, zapatos…”

“Si no se arregla nuestro turismo este verano, se avecina una avalancha de impagados –avisa también Rodríguez-. La gente ha tirado de sus recursos personales para seguir con sus negocios, y puede que las ayudas les lleguen tarde, sobre todo a sectores como las autoescuelas, las peluquerías, tiendas de souvenirs…”.

El horizonte temporal que manejan los cobradores de deuda es enero de 2022, “en cuanto acabe la situación artificial de moratorias que estamos viviendo”, dice Rodríguez.

La pandemia arroja al tablero en esta fase al ciudadano endeudado. “El deudor covid –explica Enrique Rosas- es una persona que en este momento está preocupada por su futuro inmediato, no tiene claridad acerca de sus ingresos, y está priorizando ya, tomando la decisión de qué paga primero y qué pago aplaza”.

Durante la pandemia, “el cierre ha golpeado sobre todo a personas que ya tenían deudas con anterioridad –cree Janira Benages- y se han pasado meses tirando de tarjetas para vivir y pagar otras deudas. Son créditos sin avales, y con cuotas no demasiado altas, pero cuando se impaga lo piden todo de golpe más intereses”.

Pere Brachfield, experto en morosidad.

/JOSEP GARCÍA

En la tenaza de deuda covid, “hay un porcentaje desconocido de personas que se han visto de repente sin nada y han tenido que acudir a préstamos rápidos porque los bancos tradicionales no les dan nada. En su desesperación acuden a usureros”, lamenta el abogado gaditano Díaz.

Desde Madrid, su colega Julio Rocafull, del despacho AGM Abogados, experto en la batalla de las deudas y en poner orden en concursos de acreedores, ve como fenómeno asociado a la deuda covid el movimiento de fondos de inversión comprando impagados.

Por la experiencia almacenada por las autoridades de Consumo en los estallidos de las deudas de usuarios de clínicas dentales arruinadas, sabe Rocafull que ahora la reclamación a personas endeudadas “es más pacífica, con poco que discutir”. Será más peliagudo, en su opinión, otro fenómeno asociado: “Cuando esto estalle, que estallará, habrá mucha gente que intentará la mediación concursal, y no hay ningún aliciente para quienes tratan de poner orden en un proceso de estos”, advierte. Es un clamor entre los administradores concursales. Un concurso de persona física puede deparar al administrador, tras decenas de horas de trabajo, apenas 200 euros.

“Esto es una carrera contra reloj –resume Brachfield-. ¿Estaremos vacunados todos antes de que se acaben las ayudas del Gobierno, o se terminará antes el dinero del Estado para ayudar a las empresas? No sabemos qué puede ocurrir, pero prefiero situarme en el peor escenario posible. A veces, el pesimista es solo un realista bien informado”.

https://www.elperiodico.com/es/economia/20210405/asi-funciona-trituradora-morosos-deudas-11635323

La tenaza de la Deuda Covid

La trituradora de morosos: impagos, teléfonos y ansiolíticos

  • Un programa informático decide en las grandes empresas a quién se le reclaman impagos, cuándo y cuántas veces

Mariana V., inmigrante ecuatoriana acosada por las deudas, en el portal de su casa en Cornellà.

Mariana V., inmigrante ecuatoriana acosada por las deudas, en el portal de su casa en Cornellà. /LAURA GUERRERO

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Juan José Fernández

Cuando dan las ocho de la mañana en los polígonos de La Mora y San Cristóbal de Valladolid, todo el mundo en el primer turno de los grandes call center de Konecta, Intrum, Axactor y otras grandes del sector ocupa sus cubiles de dos metros cuadrados, y dispone auriculares, pantallas y teléfonos para empezar en breve otra jornada de llamadas.

A esa misma hora, en el polígono de Los Hoyales, a solo minutos en coche de La Mora y San Cristóbal, entran en sus naves miles de trabajadores de las factorías de Renault y las empresas auxiliares. Pero no están todos: una escasez de piezas por la pandemia interrumpe la producción, causando una cascada de vacaciones forzadas y de ERTEs, 1.200 solo en la firma automovilística.

Los parados de la ciudad salen a rumiar sus problemas de dinero al Campo Grande y la plaza Mayor, pero no precisamente para refugiarse de bar en bar, porque la hostelería -120 días de cierre en 365 de epidemia- tiene aún más gente en el paro que la automoción.

Valladolid es un punto emblemático de la crisis de deuda que atisban los expertos. Los parados son carne de cañón de préstamos rápidos, apuestas, tarjetas de crédito y mensualidades sin pagar. El último recuento añadió en marzo 629 desempleados locales, un 1,69% más con respecto a febrero, según datos de CCOO.

Ninguno es del telemarketing. En la capital castellana florece la mayor concentración de España de plataformas telefónicas, llamadas “praderas”. Lo propicia un suelo de oficina más barato que en Madrid, una conexión de AVE y el castellano átono que se habla en la zona, explican fuentes del sector.

De 5.200 teleoperadores que cuenta el sindicato CGT en la ciudad, algo más de 1.000 se dedican a llamar a gente para reclamarles deudas impagadas de nueve de la mañana a nueve de la noche.

La máquina manda

No hay nada personal en el engranaje. No son seres humanos los que gobiernan las llamadas que cada día van a recibir otras personas. El director de orquesta es un programa informático. Lo llaman “dialer” (marcador). Es el software que va rulando nombres de personas y números de teléfono por las pantallas de la pradera.

Desde que la reforma del Código Penal de 2015 acotó el delito de acoso, todo es más limpio, aséptico y sutil en la reclamación telefónica de deudas. Pero, igual que ya no hay lugar para gritos groseros, tampoco lo hay para la piedad.

El software tiene todos los expedientes de deudas dentro, y decide a quién se llama y cuántas veces a la semana o al día, según la estadística y la fórmula presión/resistencia del moroso = posibilidad de cobro. “Buenos días, le llamo en nombre del intermediario financiero X. ¿Cuándo nos va a pagar?”, dice el operador. Con la respuesta obtenida, este nutrirá con nuevos datos a la máquina. Y ella decidirá cuándo llamar de nuevo.

El margen estadístico “explica cuánto zumo se puede exprimir”, describe gráficamente el secretario general de la división de telemarketing del sindicato CGT, Santiago Alonso. Por ejemplo: el porcentaje de éxito de una llamada de reclamación de deuda a alguien que ha recibido ya seis es inferior al del que ha recibido sólo dos.

El programa va anotando también las estadísticas de efectividad de cada llamador, y el porcentaje de cobros por día de trabajo. «Somos máquinas al servicio de otra máquina», dice Fernando J., recobrador telefónico de Intrum.

“Las personas que llaman suelen llevar una gran sobrecarga, porque necesitan hacer muchas horas para reunir un salario por encima del mínimo interprofesional”, explica desde su despacho en Madrid Enrique Rodríguez, coordinador del grupo Intercobros.

En el recobro de gran pradera no impera el ratio de 25 llamadas a la hora que se exige a los operadores de la venta telefónica. Aquí lo que manda es el resultado. El teleoperador de recobros con un salario medio de 1.000 euros -600 en las jornadas reducidas, que son las habituales- solo ganará algo más si consigue que su interlocutor pague.

Cuantos más pagos, más incentivos; y cuantos menos, más cerca del despido. La empresa escarifica la pradera cada final de mes, y siega a los que menos cobros consiguen. “El promedio de recuperación de deudas aparece muchas veces como dato objetivo en las cartas de despido de compañeros que acuden a nosotros”, explica el sindicalista Alonso.

Una parte importante de las ofertas de empleo de teleoperador que se publican en internet ofrecen como destino Valladolid. El último anuncio, por ejemplo, incluido en infoempleo.com al cierre de esta edición: gestor de recobros; seis meses de contrato; 14.500 euros al año más hasta 900 al mes de variable.

“El salario habitual en el sector es de 13.000 al año en jornada completa, pero la mayoría son mujeres y en jornadas parciales; pocas llegan al salario mínimo”, relata Alonso.

Angustia en Cornellà

Valladolid es una ciudad pequeña, en la que aún no es imposible que la gente se conozca. Para Fernando J., el mundo de la deuda es un pañuelo. Una de estas tardes llevó a su perro al veterinario de su barrio. “Esa mañana le había estado llamando para exigirle una tarjeta que tiene descubierta, y por la tarde ahí estábamos: él, yo y mi perro”.

Es muy probable que hayan salido de Valladolid las muchísimas llamadas de Intrum y Axactor, entre otras, que ha recibido en su carrera de morosidad Mariana V., ecuatoriana de 43 años, cuidadora de ancianos en Cornellà (Barcelona), que coge el teléfono cautelosamente a EL PERIÓDICO: “¿De parte de quién?”. Solo cuando comprueba que no es un acreedor, accede a conversar… previa petición de que no se publique su verdadero nombre. “No iba a contestar. Estoy absuelta de todo, pero siguen llamándome, y enviándome correos electrónicos, y hasta burofax. Cuando me empiezan a agredir les cuelgo…”

Los abogados del despacho SinDeudasBCN le han conseguido a Marian un auto judicial de segunda oportunidad exonerándola de pagos, pero no por eso las praderas más agresivas dejan de llamarla. “Cojo el teléfono y me dicen: ‘Eres una morosa. Tienes que pagar’”, relata.

Mariana empezó a usar tarjetas de crédito en 2014. La pandemia y el primer confinamiento le coincidió con la época dura de la espiral en que se había metido, y de la que ya estaba saliendo. “Mientras pude, fui solventando”, explica. Para Mariana, “solventar” fue ir pagando sus necesidades con una tarjeta, y esta con otra, y esta otra con otra más.

La primera vez que su banco le ofreció una visa gold era una inmigrante recién llegada. “Si no tenía trabajo, pagaba con ella la comida, la ropa, el alquiler… Y si tenía trabajo, no llegaba a ganar 600 euros. Solo el alquiler me costaba 380”, recuerda.

La pandemia le llegó cuando ya tenía empleo estable y legal, pero los débitos que había encadenado la habían aplastado. “Fue una deuda estúpida. Sacar de una tarjeta para pagar otra es ir ahorcándose”, cree. Para pagar, empezó a trabajar mañana, tarde y noche. “Yo hacía mi turno, pero si en mi residencia se ponía mala la cocinera, me ofrecía para la suplencia; si faltaba la limpiadora, me ofrecía también. Llegué a ganar 2.000 euros al mes cogiendo más trabajo, pero pagaba 1.500 de tarjetas. Ya no podía más”.

En 2018 ya les fallaba a tarjetas de Wizink, Carrefour y varios bancos. Con solo 1.200 euros de sueldo nominal, se había entrampado en 120.000 sin que ninguno de sus acreedores se preocupara… hasta que dejó de pagar. Un teleocobrador empezó a llamar a su jefa tres veces a la semana. Y esta se enfadó: “Me dijo: ‘Oye, están llamándome para que les pagues. Si esto sigue, tendremos que despedirte’”, cuenta Mariana.

“En ese sector utilizan artimañas que no nos gustan nada, como amenazar a la gente con denuncias y pleitos que son falsedades. Se combina la llamada on cartas, se le envía como si fuera real el texto de una demanda que aún no está puesta… –cuenta Santiago Alonso-. El miedo es la clave. Las empresas de recobro enseñan a sus trabajadores a utilizar el miedo”.

“Me decían que me iban a meter presa, y yo creía que era verdad”, dice Mariana. Un día cualquiera del confinamiento “tenía 20 llamadas. Llegué a poner mi móvil siempre en silencio, porque me llamaban hasta a las 3 de la mañana. Todavía hoy, a las cinco y media, cuando me levanto y enciendo el teléfono hay cuatro o cinco llamadas perdidas”.

Pandemia de estrés

A las ocho de la tarde, al final de la jornada laboral industrial se pone el sol tras las naves de la gran plataforma de automoción de Valladolid. Antes del virus, esa sería la hora de irse a tomar un vino, pero hoy la hostelería de la ciudad agoniza.

En ese momento del día, al segundo turno de las praderas del recobro le queda aún una hora para hacer llamadas a morosos en perfecto castellano.

Acaba también el turno de tarde de las consultas médicas. Por la pandemia, la atención primaria aún no ha recuperado la consulta presencial en la ciudad. Así que también por teléfono se oyen síntomas, se diagnostica y se renuevan recetas.

También las del Lexatín. Acreedores y morosos llamando a la misma consulta. Trabajadores con los ingresos y el sueño mermados y obreros del recobro comparten el estrés de la pandemia.

Un estudio del Consejo General de Colegios Farmacéuticos ha certificado que el incremento en la prescripción de ansiolíticos y antidepresivos se ha duplicado en España en el año transcurrido de pandemia; hasta el 4,8%, más del doble del 2% que creció en 2019.

Desde Cornellà, la exmorosa Mariana V. recuerda lo peor de su proceso, cuando entre decenas de reclamaciones ella trataba de que sus hijos no le notaran su quebranto y ansiedad: “Solo piensas en irte, irte donde sea. Si no hubiera tenido a mis hijos, hubiera llegado al suicidio con tanta llamadera”.

“Oigo casi a diario a personas desesperadas –cuenta desde Cádiz el abogado de endeudados Francisco de Paula Díaz-. Sobre todo las mujeres, que son más sensibles a esto. Ellas… y los abuelos que cobran una pensioncilla y dan de comer a siete personas. Para uno que pasa por esto lo peor es no ver una salida a corto plazo”.

https://www.elperiodico.com/es/economia/20210405/fondos-especuladores-reclaman-extranjeros-deudas-espanoles-11634254

La tenaza de la Deuda Covid

Fondos y especuladores extranjeros, a por los impagos de los españoles

· Sedes con bajos impuestos, compras de deuda a precios mínimos, reclamaciones duras… las reglas del negocio

Elías R, camarero en paro pidiendo limosna en la calle.

Elías R, camarero en paro pidiendo limosna en la calle. /JOSÉ LUIS ROCA

Juan José Fernández

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Madrid 05 de abril del 2021. Actualizada 07 de abril del 2021 a las 19:40

 A los pies del público pudiente de Madrid, en una acera de la calle Goya, lleva ya un mes sentado cada tarde Elías R., cuya profesión de camarero cuenta en el cartelillo que exhibe para pedir unas monedas: “Un parado más de la hostelería”, ha escrito en él.

Elías R. acaba de cumplir un año de ingresos cero. En abril de 2020, la crisis del covid cerró por falta de eventos el catering del grupo Mallorca en espera de mejores tiempos, dejando un reguero de ERTEs y una órbita de auxiliares autónomos independientes como Elías, sin su última ocupación. Los recibos que este camarero dejara sin pagar al ser golpeado por el paro son ya, de puro incobrables, lo que en el mundillo de la reventa de deuda llaman “paja”.

La paja solo sirve para hacer bulto, engordar las carteras de impagados que se compran y venden en una discreta pero millonaria lonja virtual, con apenas una docena de notarios de Pozuelo (Madrid), Barcelona y Valencia como testigos.

“Me vine de Barcelona a probar suerte, pero, amigo, ¿quién contaba con el virus?”, relata Elías con tono educado, pulcramente embozado tras su mascarilla, antes de repasar su vida de profesional de la bandeja en la capital catalana y la Costa Brava.

Elías R, de 58 años, natural de Salamanca, camarero con 38 años de experiencia, candidato a una Renta Mínima de Inserción que no le termina de llegar, ya está más allá de la categoría de autónomo zombi, porque las pocas deudas que tenía –“Siempre he caminado ligero”, explica- se hicieron insaldables, cuando se quedó sin domicilio al que escribirle y sin bienes que embargarle. Ahora su prioridad es reunir cada día para comida, el móvil, el bonometro y los 250 euros que cada mes le cuesta la cama en un piso compartido del distrito madrileño de Moratalaz.

Y es difícil que datos como estos lleguen hasta donde se examina el potencial de pago –nulo- que tiene Elías. Su idiosincrasia se evalúa en oficinas a 1.456 kilómetros de su puesto de pedigüeño en la calle Goya, concretamente en Kirchberg, barrio financiero de Luxemburgo, epicentro del gran negocio de la compra y recobro de recibos que gente empobrecida no puede pagar.

Primera regla: impuestos bajos

En el gran ducado tiene sede Axactor, un gigante del sector que persigue desde allí (aunque con llamadas realizadas en España) todo tipo de impagados. También tiene domicilio luxemburgués Altaia Capital. Antes de la pandemia lideraba la compra de recibos impagados de compañías telefónicas.

Las personas a las que alguna vez han reclamado deudas conocen el singular exotismo de los acreedores. Las cartas que le llegaban a Mariana V., ecuatoriana que acaba de conseguir la exoneración por insolvencia, le exigían saldar con una sociedad, Intrum, que pese a ser sueca tiene un estado mayor en Dublín.

No solo Axactor e Intrum, dos líderes del recobro, tienen sedes operativas en puntos de laxa fiscalidad. Otros grandes del negocio se domicilian en Dublín (Estrella Receivables Limited), California (Cabot Financial, Pra Group…), Polonia (Kruk), o Mónaco (GE.Ri).

“La mayoría de los acreedores que he conocido en la pandemia están en paraísos fiscales. El dinero que cobran no revierte en la economía española, desaparece en auténticos pozos negros”, deplora desde su despacho en Dos Barrios, en el Campo de Gibraltar, el abogado especializado en deudas Francisco de Paula Díaz. Desde Barcelona señala la economista especializada en defensa de morosos Janira Benages: “Lo que hay aquí es puro call center; la verdadera operadora de la persecución suele estar en el extranjero”.

Segunda regla: comprar barato 

Una de las últimas incorporaciones a este negocio es audaz y de nombre brillante, aunque tenga su base oficial de operaciones en un piso en una primera planta de la calle O’Donnell de Alicante, entre un local de alisado de pelo y otro de tratamiento de uñas. Se llama Debex y se dedica a la subasta rápida de deuda basura por internet.

Su matriz, Esel Ami Consulting, cumple este abril su quinto año de vida. Al principio se estableció como inmobiliaria en un piso de un condominio, entre solares por construir, en la cuarta línea de la playa de San Juan de Alicante.

Administran Debex dos subasteros de deuda de San Petersburgo (Rusia), Boris Dudar y Ruslan Aminev. Alguno de sus precios de salida dan idea de los márgenes a veces enormes del negocio: una cartera de la agencia de morosos barcelonesa Namor Kontor valorada en 10,9 millones de euros… sale por 50.000. O sea, a 0,004 euros cada euro debido y (aún) no cobrado.

Esa cartera debe tener mucha paja. Bancos, financieras y compañías de gran consumo hacen limpia periódica de sus recibos incobrados, entre ellos paja, los agrupan en paquetes de deuda y los sacan a la venta.

Los compradores examinan cuidadosamente cada carpeta en una due dillingence. En esos paquetes se mezclan deudas reclamadas en el juzgado,

“La créme de los NPA son los créditos hipotecarios, y lo peor los saldos de tarjeta de crédito», explica Pere Brachfield

morosos en paradero desconocido, o plazos de una tarjeta que una familia pagó mientras pudo. Lo que se compra y vende recibe el nombre de NPA (No Performing Assets) y, como deuda, nunca tiene menos de 90 días de edad.

“La créme de los NPA son los créditos hipotecarios, y lo peor los saldos de tarjeta de crédito, descubiertos bancarios y créditos al consumo -explica el experto barcelonés en recobro Pere Brachfield-. El NPA se ha convertido en objetivo de los fondos oportunistas, que llaman buitres. Pagan un 10 por ciento del valor del préstamo impagado, y al banco le puede interesar para eliminar de sus cuentas pérdidas y dudosos”.

Certifica desde Santo Domingo el experto Enrique Rosas que “está creciendo mucho ese mercado, y más con la pandemia, por el margen de ganancias: mayores cuanto mayor es el portafolio de incobrados. Estas compañías manejan hasta un 30% de beneficio”.

El negocio es un Serengeti: se compra a precio irrisorio la deuda de un rebaño de entrampados, y luego los felinos inician la cacería. Los morosos más indefensos caerán. Prácticamente todo lo que saque el recobrador será ganancia.

Tercera regla: pegar duro

Fernando J., empleado de una plataforma telefónica de Intrum, cuenta que ha visto de todo en las carteras de impagados: “Las hay de colas hipotecarias, de préstamos personales, de tarjetas… En una cartera vieja he llegado a ver expedientes hasta de 1989; o préstamos frescos, de 2018, pero con morralla, paja de 1991 a 1996”.

A este tipo de deuda, para sacarle jugo hay que darle muy fuerte. Tanto, que a veces la Justicia tiene que intervenir.

“Es una gozada cuando le ganas a quien acosa a desde un paraíso fiscal”, comenta desde San Sebastián (Guipúzcoa) el abogado Rubén Múgica. Aún tiene reciente su victoria pleiteando por un jubilado al que la telefónica Orange reclamaba 259 euros por darse de baja anticipada en 2013. Orange le había vendido el impagado a Altaia Capital en 2016, y esta, desde Luxemburgo, metió al cliente en un fichero de morosos porque no le pagaba.

El endeudado no lo sabía, hasta que un día se lo dijeron en su banco. El juzgado de primera instancia 6 de San Sebastián ha condenado a Altaia por intromisión ilegítima en el honor de su deudor. Cree Múgica que “no se investiga lo suficiente el mercadeo de las deudas para acosar y cobrarlas desde paraísos fiscales”.

Rosas pide no generalizar; no todos los recobradores son así. “Lo malo de quienes se dedican a la compra de deuda para ponerse a cobrarla ellos es que hacen una gestión mala, en la que se acosa, se amenaza… Ahí no hay servicio de excelencia. Tienen una línea muy muy dura”.

De Sidney es la compañía protagonista de la más sonada sentencia por usura de las emitidas durante la pandemia. Pepper Money presta y también recobra sus impagados en España a través de Pepper Finance, cuya cúpula se reparte entre Australia, el Reino Unido y una sede en Dublín.

El juzgado de 1ª Instancia 2 de Burgos condenó por usura el pasado 17 de julio al prestamista australiano, que cobraba un 33,18% TAE en un pequeño préstamo. Dos años antes, a la compañía, una de las duras en esta sabana, también la condenó el juzgado de 1ª Instancia 23 de Mallorca por abusar de un anciano de 80 años con las facultades mentales tocadas.

“Reclamar deudas acosando a ancianos no da buena imagen. Las compañías telefónicas, los supermercados, incluso los bancos, huyen del daño reputacional. Por eso crece la venta de impagados”, explica Santiago Alonso, secretario general del sindicato CGT Telemarketing.

Para cobrar las deudas que compran, los fondos modernos aún usan trucos viejos del oficio, como cruzar los sexos. Siempre son más apreciados los impagos de mujeres que los de hombres, a los que aplicar la vieja técnica de que sea un hombre el que reclame la deuda a una mujer, y una mujer la que negocie con un varón para acordar un calendario de pagos.

Ninguna técnica hubiera ablandado la cartera de Elías R. La última ocupación que ha conocido fue una tarde de bandeja en un cóctel de Repsol, en febrero de 2020. Dice ahora que pagaría por volver a la Barcelona de sus buenos tiempos, y a trabajar a tope, y a tener tarjeta y comprar cosas a plazos, como todo el mundo.

“Yo conocí la Barcelona buena, cuando Barcelona era una ciudad señora”, cuenta. En los 80 y 90 vio nacer las barras del Port Olímpic. Inauguró el Congrejo Loco, sirvió paellas a Esteso y Pajares en la terraza del Salamanca, mirando al mar de la Barceloneta, y atendió a Lopetegui, Julio Alberto y más estrellas del Barça en los camarotes de La Dorada de Travesera de Gràcia.

Sentado en su acera, lo cuenta como si hubiera visto naves ardiendo más allá de Orión, de tan lejos que suena en este punto de la pandemia aquel bullicio de comilonas y propinas. “Entonces había más trabajo”, dice. Y menos subastas de deuda.

Retracto, un derecho desconocido

Uno de los grandes secretos –por desconocido- del negocio es el derecho de retracto. El artículo 1.535 del Código Civil dice: “Vendiéndose un crédito litigioso, el deudor tendrá derecho a extinguirlo, reembolsando al cesionario el precio que pagó, las costas que se le hubiesen ocasionado y los intereses del precio desde el día en que éste fue satisfecho”. Un endeudado tiene la oportunidad legal de pagar a quien compra su crédito la misma bagatela que ha pagado él. Pero para eso el crédito ha de ser “litigioso”, haber sido denunciado y estar en demanda contestada.

“El endeudado –dice Fernando J.- solo dispone de nueve días. Y antes debe enterarse de que su crédito se vendió, y los avisos por carta no son muy rápidos…”

Puede que una atribulada clienta sevillana de Francisco Díaz se hubiera librado de los recibos pendientes de su coche, unos 5.000 euros, si hubiera sabido a tiempo que su acreedor no era ya Volkswagen Finance, sino Axactor Capital Luxembourg. “Le requerimos para que en el plazo de 30 días naturales proceda al pago de las cantidades que Ud. Nos adeuda…”, decía la carta del recobrador, sólo después de informar: “Le comunicamos que con fecha 16/10/2017 Volkswagen Finance cedió a Axactor Capital Luxemborug una cartera de créditos, y entre ellos el que ostenta frente a usted…” Lástima: habían vendido el 16 de octubre, y la carta tenía fecha del 2 de noviembre.

https://www.elperiodico.com/es/economia/20210406/como-defenderse-acoso-acreedores-11629894

La tenaza de la Deuda Covid

Cómo defenderse del acoso de acreedores

El primer consejo de los expertos en negociación de deudas: no dejar de pagar

Acumulación de mensajes conminando al pago de deudas recibidos por una trabajadora de la atención a ancianos en Cornellà a lo largo de la pandemia.

Acumulación de mensajes conminando al pago de deudas recibidos por una trabajadora de la atención a ancianos en Cornellà a lo largo de la pandemia. /EL PERIÓDICO

Juan José Fernández

1 No dejar de pagar

No es aconsejable suspender totalmente por decisión propia el pago de una deuda aplazada. En la medida que pueda, el deudor debe demostrar su mejor voluntad. “Suelo aconsejar a mi cliente que pague lo que pueda; si lo deja, será más grave todavía”, dice el letrado gaditano especialista en defensa de deudores Francisco de Paula Díaz.

“Cuidado con los avisos de los acreedores, -añade-. A veces las amenazas de las empresas de recobro son tigres de papel… pero también pueden ser tigres de carne y hueso: he visto llevar a gente al juzgado por 700 euros”.

“Es clave tomar decisiones para que la deuda no aumente. Procrastinar solo crea más deuda”, dice desde Barcelona la economista Janira Benages, del bufete barcelonés especialista en pleitos de segunda oportunidad CCB.

 2 Calma y priorizar

Cuando le llega un cliente agobiado por sus deudas, Díaz siempre le da el mismo consejo: “Primero hay que comer. Si no atiendes tus necesidades básicas, estás en poca disposición de hacer más nada”. Su segundo consejo es poner orden en los pagos: “Hay que pagar primero al que más necesita que se le pague”.

Benages aconseja calma: “Muchas personas sometidas a estos procesos es estresan mucho, tanto que entran en un bucle de bloqueo. La serenidad es fundamental para salir del embrollo”.

 3 No entrar en disputa

El teleoperador que llama al deudor cobra por conseguir que pague; no tiene nada personal contra él. No sirve de nada entrar en disputa con él. Las llamadas van a ser grabadas: mejor no perder los papeles.

 4 Pedir información

La mayoría de teleoperadores de recobro que llaman por teléfono son jóvenes sentados ante un ordenador con información muy básica. Algunos abogados aconsejan a sus clientes abrumados que digan que no recuerdan de qué deuda les hablan y que pidan que le envíen toda la documentación. El operador no tendrá esa información delante y la firma de recobros tendrá que hacer una búsqueda.

 5 Buscar el pacto

Un acreedor que ha comprado la deuda de segunda mano ya presupone que es muy probable que no la cobre toda. Le puede ser más rentable llegar a un acuerdo temprano que gastar dinero en una reclamación larga. Es la base del acuerdo para una quita.

 6 Buscar ayuda

Una vez que el deudor acosado ha decidido parar, “que busque ayuda profesional letrada para tramitar su segunda oportunidad”, aconseja Janira Benages. Ni este proceso ni las denuncias por cláusulas abusivas de los préstamos son procesos sencillos.

 7 Cambiar el teléfono

El cerco telefónico que crean las plataformas de recobro puede llegar a ser muy duro. “Si veo a la persona muy agobiada, y si ya ha empezado su proceso para pedir la exoneración de pagos, a veces le aconsejo que se coja otro teléfono provisional hasta que acabe”, relata Benages.

 8 Ojo con el derecho de retracto

Si la deuda impagada ha sido denunciada, y durante el proceso el acreedor la vende a otro acreedor, la persona endeudada tiene derecho a saldar su deuda por el precio al que la han vendido. Pero solo tiene 9 días naturales para hacerlo una vez informado de la venta.

 Elaborado sobre consejos y opiniones de los juristas, economistas y recobradores Janira Benages, Fernando J. Rubén Múgica y Francisco de Paula Díaz.

  • Las técnicas comunes que emplean las plataformas de reclamación de deudas en España… o desde el extranjero
Mensaje de advertencia de la financiera Cetelem a un deudor por SMS.

Mensaje de advertencia de la financiera Cetelem a un deudor por SMS. /JOSÉ LUIS ROCA

Juan José Fernández
Hace diez años, en plena crisis financiera, el respeto a la intimidad o a la integridad moral del endeudado brillaba por su ausencia, pero las técnicas de los agentes de reclamación deudas han variado después de que “las principales condenas contra empresas de recobro han venido por vulneración del derecho al honor”, explica el experto barcelonés en “morosología” Pere Brachfield. Y también tras la imposición de un límite: el artículo 172 ter del Código Penal, que proscribe, bajo la denominación de acoso y con hasta dos años de cárcel, la insistencia (llamadas telefónicas, por ejemplo) que “altere gravemente” la vida de la víctima.

Otras formas de acoso permanecen igual de duras, y la básica es no diferenciar a una persona en estado de necesidad de un moroso profesional.

Estas son las principales reglas fijas del cerco a una persona endeudada.

1 No antes de 90 días.

Las llamadas y reclamaciones más o menos ejecutivas comienzan generalmente al tercer mes de impago. Pasado ese tiempo, la financiera, banco, emisora de tarjetas de crédito, proveedor o plataforma de reclamaciones meterá el teléfono del deudor en el primer nivel de su dialer, el software que reparte las llamadas del día.

2 Con horario… o fuera de él.

En España, un particular puede ser molestado para una llamada comercial solo entre las 9 de la mañana y las 9 de la noche. Pero esta norma no vincula a las llamadas que se hacen desde fuera del país. Por eso muchos endeudados en situación de insolvencia pueden recibir varias llamadas de reclamación durante la madrugada.

3 Cambiar de número.

Una oficina de reclamaciones potente utilizará un dialer capaz de cambiar de número de teléfono para evitar que el deudor, cansado, termine bloqueando las llamadas.

4 La intimidad importa, pero no se respeta

La ley protege en España contra los asaltos a la intimidad, pero hay trucos y atajos para sortear la obligación si la agencia reclamadora está fuera de España. En el marco de una “investigación comercial”, puede llamar a la familia o a compañeros o jefes del moroso con la excusa de que están tratando de localizarlo “para darle un aviso de interés”. Así, tácitamente difunden en su entorno su situación de endeudado.

5 Hasta el final

El periodo de exigencia del pago puede prolongarse incluso hasta horas y días después de que la persona endeudada consiga un fallo judicial a su favor por cláusulas abusivas o por ley de Segunda Oportunidad. “El acoso no se detiene”, lamenta la economista experta en deuda Janira Benages. El cobrador seguirá llamando incluso con la excusa de que el fallo judicial no le ha sido comunicado oficialmente.

6 Ataque combinado

Las llamadas cada vez más ejecutivas y conminatorias, se irán repitiendo según el nivel que fije el programa informático o decida la agencia. Una persona morosa puede llegar a recibir hasta tres llamadas por hora. Al cabo de un mes de teléfono, la exigencia simultaneará cartas, mensajes SMS y correos electrónicos.

Si la deuda es alta y la agencia sofisticada, el acreedor combinará las soft skills hard skills (herramientas blandas y duras) de persuasión. Las segundas, sin adentrarse en el insulto, sí lo harán en la autoestima de la persona: “Eres un moroso, nos engañaste, a mí me daría vergüenza, nadie va a volver a confiar en ti…”.

7 Tigres de papel

Las cartas que se envían al endeudado suelen advertir de que se le está investigando y de la inminencia de un proceso judicial con “consecuencias”, y crean un escenario en el que parece inminente un embargo. A menudo la inminencia no es tal, ni tampoco, si la persona es insolvente, la intención de llevarla al juzgado. “En esta pandemia, los antiguos usureros que estaban en Sierra Morena con un trabuco ahora tienen cuello blanco y acosan de una forma bestial. Decir a diario a la persona endeudada que le van a embargar todo y que se le van a dejar sin nada es el pan nuestro de cada día”, se queja el letrado gaditano especialista en acuerdos de deuda Francisco de Paula Díaz.

Matiza esta afirmación el experto en recobros Enrique Rosas: “Una empresa tratará siempre de que estos casos no lleguen a procesos que impliquen más costos, honorarios de abogados, demandas… Pero sin olvidar que los tribunales están para algo”.

8 Deprisa, deprisa

“La persona que ha impagado durante un año un préstamo suele tener más impagos. Y cuando recibe llamadas de uno, y otro, y otro… llega un momento en el que se bloquea y adopta posición fetal, de no querer saber nada”, relata Benages. Esto lo conocen las agencias de recobro, que se ven urgidas a atraer la atención del deudor antes de que se cierre en banda. El teléfono del moroso se convertirá en campo de batalla para la guerra entre acreedores.

9 El duro fin de mes

A menudo los teleoperadores del recobro de deudas son personas con un sueldo mínimo e incentivos por conseguir pagos. En la segunda quincena del mes, su necesidad por conseguir “éxitos” se hará acuciante para ganar más… o evitar que les despidan.

10 Negociar, pero con rayas rojas

Ante un impago con pocas posibilidades, la agencia de recobro puede avenirse a un pago diferido o una quita. La quita, tendrá un límite: nunca menos de lo que ha pagado al comprar la deuda (generalmente no llega a un 20%) más los gastos empleados en reclamarla, más un 5% de margen mínimo. Esa será una de sus rayas rojas.

Hay otras, como las que enseña el experto Enrique Rosas: “Negociar no es ceder espacio”, y mantenerse firme: “El deudor siempre nos va a ofrecer argumentos de peso de por qué no puede atender sus deudas. Siempre va a dar un hecho cierto. Si el acreedor está improvisando, el deudor lo va a notar. Si llamamos al deudor a preguntarle cuándo nos va a pagar, es un error. Primero hay que investigar al deudor en sus más pequeños detalles. Cuanta más información tenga de él, más capacidad tendré de disuadirle del impago”.

https://www.elperiodico.com/es/economia/20210406/decalogo-zombi-crisis-pandemia-11629935

La tenaza de la Deuda Covid

Decálogo del zombi en la crisis de la pandemia

  • La desesperación y las tentaciones de los autónomos en coma por la crisis
Protesta en Sevilla de vendedores de souvenirs abocados a la ruina.

Protesta en Sevilla de vendedores de souvenirs abocados a la ruina. /MJ LÓPEZ (EUROPA PRESS)

Juan José Fernández

Aunque más que la deuda es la falta de actividad y de ingresos la condición necesaria para ser una empresa o autónomo zombi, todas las fuentes consultadas sostienen que, en esta crisis, la deuda y impago son su principal característica. Hay zombis inertes, sin ingresos ni actividad, solo con una inscripción en el registro, oficialmente vivos, pero en realidad muertos, que prolongan su vida vegetativa por las moratorias de los concursos. Pero en el paisaje de la deuda covid el zombi (ya sea una pyme o un autónomo solitario) se mueve, se resiste a caer aunque sean mayores sus gastos y deudas que sus ingresos, y busca constantemente financiaciòn.

Pero no todos los zombis lo son contra su voluntad. Entre los autónomos golpeados por la pandemia y agobiados por la deuda, se camufla el que los recobradores llaman “moroso por costumbre”, “moroso profesional” o “buscaquitas”. Este último ya conoce el proceso, no se amedrenta por las amenazas de pleito y tratará de forzar a su acreedor a una negociación para que le reduzca el débito o le haga una quita.

Thank you for watching

En la crisis derivada de la pandemia de covid, “la mayoría de estas empresas no están ni vivas ni muertas”, describe el experto en morosos Pere Brachfield. “Muchas de ellas ya venían incurriendo en pérdidas tres o cuatro ejercicios antes”, añade.

Un zombi endeudado de la crisis covid reunirá varias de estas características:

 1 Nacido sin pulmones

Una porción significativa de negocios hoy en coma nacieron sin pulmón, sin colchón económico al que agarrarse ante una mala eventualidad. La falta de previsión, y de provisión es mayor en la hostelería, donde camareros con actitud emprendedora pero sin capital se beneficiaron al final de la anterior crisis financiera de muchas ayudas para arrancar de los proveedores de refrescos y bebidas alcohólicas.

 2 Pedales

El autónomo zombi, más que caminar pedalea. Los estudios de Iberinform (sociedad de Crédito y Caución) definen al zombi por su continua refinanciación de su deuda. Es lo que en mundo de los recobros llaman “pedaleo”. “Mientras siguen pedaleando siguen en pie, y si dejan de pedalear se caen”, explica Brachfield. Crédito y Caución calcular este tipo de empresas se ha duplicado en 2020, y ahora es un 17,6% del tejido empresarial, cuando en 2019 representaban el 9,2%.

 3 El truco de la autofinanciación

“Por no llamarlo morosidad profesional, yo lo llamo autofinanciación sin intereses”, explica el coordinador del Grupo Intercobros y veterano reclamador de deudas Enrique Rodríguez. Un autónomo que se queda repentinamente sin ingresos tendrá la tentación de autofinanciarse a base de diferir sus pagos al máximo.

 4 Confianza y distancia

El moroso profesional -mucho más que el involuntario- priorizará sus impagados sobre dos ejes: la confianza que ha generado en su víctima a lo largo del tiempo y la distancia que lo separa de él. El zombi tendrá la tendencia a impagar primero a su proveedor más lejano, “y más si es extranjero, que tiene menos posibilidades de venir a visitarlo”, explica Rodríguez.

Un autónomo o una pyme acosados por la deuda tendrán inclinación a dejar de pagar antes al proveedor cuyo producto (patatas, huevos, detergente, yeso…) puedan encontrar fácilmente en otro sitio.

 5 Las tres F

Con tal de no cerrar, en su paulatina depauperación el autónomo zombi recurrirá en algún momento a alguna de las tres F -Family, Friends and Fools, familia, amigos y tontos- para pedirles dinero si lo acucian las deudas.

6 En busca de hipoteca

En un momento tardío de su crisis, el zombi valorará acudir a un prestamista, generalmente de capital extranjero, con el que hipotecar su negocio o su taller si es propiedad de la sociedad. Son hipotecas de alto interés. Cuanto más pequeño es el autónomo, más proclive es a poner en juego su propio patrimonio.

En la publicidad de internet, numerosas empresas que ofrecen préstamos hipotecarios a empresarios en apuros son las mismas que ofrecen créditos rápidos o reagrupación de otros préstamos a particulares, o en fin, los llamados “créditos de cancelación de embargos”. Ninguna de las fuentes consultadas aconseja esta vía.

 7 Evitar la lista de morosos

Cuando el autónomo o la pyme zombi multiplica sus impagos a proveedores, crece la posibilidad de que uno de ellos le haga meter en un registro de morosos. Es la posibilidad que más teme el zombi. Si eso ocurre, de zombi pasará a muerto, pues ningún banco le querrá ampliar líneas de crédito o darle préstamos nuevos, incluido un crédito ICO.

 8 Inmersión en aguas negras

“Llega un momento en que el autónomo no reúne ni para comer, y no puede ni pagar la cuota. Ahí puede dejar de pagarla y se busca la vida”, explica el abogado Francisco de Paula Díaz. El autónomo noqueado se mete entonces de lleno en la economía sumergida. Si puede, seguirá atendiendo a sus clientes, pero ya sin cotizar ni cobrar ni pagar el IVA de pintar una fachada, realizar un porte o cortar el pelo a una anciana.

 9 Sin dinero para cerrar

El zombi en peor estado tiene un problema para pasar a mejor vida: aunque quiera cerrar, no puede hacerlo sin liquidar antes sus activos para pagar las deudas. La alternativa de presentar un concurso de acreedores también le cuesta un dinero que no tiene.

 10 Agonía lenta y muerte rápida

Elaborado sobre entrevistas con los economistas y juristas Rubén Múgica, Enrique Rosas, Francisco de Paula Díaz, Pere Brachfield, Enrique Rodríguez, Janira Benages y Julio Rocafull

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